Málaga es una ciudad diversa culturalmente. Por las calles, colegios, transporte y parques, se puede ver una fotografía de la cotidianidad de una ciudad incluyente. Teniendo tan cerca la ciudad de Melilla, encontrar personas migrantes por la calle, no es la excepción. Además, considerada la “Silicon Valley europea”, se ha acostumbrado abrir sus puertas y quien llega a esta ciudad, no importa, raza, género, religión, puede sentirse uno más.
La población de Málaga es especialmente acogedora. El Instituto de Investigación de la Felicidad de Copenhague afirma que los habitantes de Málaga son los que más sonríen en todo el mundo. Una excelente estadística para recibir a las personas refugiadas, después de su tránsito migratorio, en muchas ocasiones traumático.
Los chicos vivirán en La Merced hasta que concluyan su itinerario. Posteriormente, cuando pasen a segunda fase de autonomía, se les seguirá acompañando. El objetivo es ese, que crezcan, se sientan en un lugar seguro, y ganen independencia, para poder, posteriormente seguir con su propio camino, de forma autónoma. Para esta segunda etapa de independencia, Málaga también es una oportunidad. Al ser una ciudad en auge en diversos sectores, entre ellos el turístico, ofrece una posible puerta de entrada al mercado laboral para nuestros chicos, una vez que hayan regularizado su situación administrativa.
La Fundación la Merced es nueva en Andalucía, y llega con muchas ganas de aprender del Tercer sector local, en especial de sus entidades de acogida. Queremos trabajar en red, para poder ofrecer a las personas migrantes las mejores oportunidades.
La Merced inició su andadura en Madrid, desde 1987, siendo la primera casa de acogida a menores no acompañados. A día de hoy, estamos en cinco ciudades españolas: Madrid, Elche, Valladolid, Herencia y Málaga.
Esta semana inicia la acogida con la ocupación de la primera plaza. Hoy llega nuestro primer chico, proviene de Colombia. ¡Felices de recibirlo y con ganas de que lleguen los demás!